Toco el violín desde los 7 años. Más tarde, la música se convirtió en mi pasión, y luego en mi profesión. Me encanta enseñar y llevo 16 años dedicándome a ello, con el afán de despertar en mis alumnos, ante todo, el amor por la música y al arte. Creo que la música es el lenguaje afectivo por excelencia, ocupa un lugar primordial en nuestra sociedad y está presente continuamente porque no es algo exterior al ser humano, sino algo inherente a él. Por eso pienso que cualquier edad es ideal para despertar la sensibilidad artística y el oído musical.
En mi carrera como docente he impartido clases a todas las edades y niveles, tanto de violín como de lenguaje musical, armonía, música y movimiento, agrupaciones instrumentales, etc.
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